Respuesta a León en "Si matar te hace feliz"
Contesto en voz de uno de mis favoritos: El Conde de Lautremont.
Les Chants de Maldoror; conjunto de seis cantos publicados en (1869) a manera de poesía.
Autor: Isidore Ducasse, seudónimo: Conde de Lautréamont
“Mi poesía sólo consistirá en atacar por todos los medios al hombre, esa bestia salvaje, y al Creador, que no hubiera debido engendrar semejante basura —Conde de Lautréamont”
“Mi poesía sólo consistirá en atacar por todos los medios al hombre, esa bestia salvaje, y al Creador, que no hubiera debido engendrar semejante basura —Conde de Lautréamont”
Isidore Ducasse
Canto Primero de Los Cantos de Maldoror
Hay que dejarse crecer las uñas durante quince días. Entonces, qué
grato resulta arrebatar brutalmente de su lecho a un niño que aún no
tiene vello sobre el labio superior, y, con los ojos muy abiertos,
hacer como si se le pasara suavemente la mano por la frente, llevando hacia atrás sus hermosos cabellos. Inmediatamente después, en el momento en que menos lo espera, hundir las largas uñas en su tierno pecho, pero evitando que muera, pues si muriera no contaríamos más adelante con el aspecto de sus miserias. Luego se le sorbe la sangre lamiendo las heridas, y durante ese tiempo, que debería tener la duración de la eternidad, el niño llora. No hay nada tan agradable como su sangre, obtenida del modo que acabo de referir, y bien caliente todavía, a no ser sus lágrimas, amargas como la sal.
Hay que dejarse crecer las uñas durante quince días. Entonces, qué
grato resulta arrebatar brutalmente de su lecho a un niño que aún no
tiene vello sobre el labio superior, y, con los ojos muy abiertos,
hacer como si se le pasara suavemente la mano por la frente, llevando hacia atrás sus hermosos cabellos. Inmediatamente después, en el momento en que menos lo espera, hundir las largas uñas en su tierno pecho, pero evitando que muera, pues si muriera no contaríamos más adelante con el aspecto de sus miserias. Luego se le sorbe la sangre lamiendo las heridas, y durante ese tiempo, que debería tener la duración de la eternidad, el niño llora. No hay nada tan agradable como su sangre, obtenida del modo que acabo de referir, y bien caliente todavía, a no ser sus lágrimas, amargas como la sal.
horrorizado ante la sorpresa de que no solo existe una semejanza en los escritos, sino también en el físico de El León e Isidore.
ResponderEliminarTREMENS
Esta horrible lo que pusiste, horrible! y no se parecen...
ResponderEliminarYo creo que finalmente hay algo anecdótico aquí... Pero Leon era el niño dormidito... POr eso hoy por hoy está tan malito...
ResponderEliminarSeguro has leido los escritos de mi papá, de tal palo tal astilla.
ResponderEliminarSí te pareces a la foto...¿algún trabajo inconcluso?